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martes, 24 de abril de 2012

Compost orgánico.

Compost orgánico.

A medida que pasa el tiempo y observamos lo beneficios de este tipo de práctica agrícola nos reporta, vamos buscando nuevas actividades para mejorar lo que hasta ahora hemos conseguido. Es por ello que, vamos experimentando, a veces con resultados asombrosos y otros con errores de cajón, que nos obliga a tomar un camino u otro.

Con esto, quiero hacer mención a la mejora de las condiciones en nuestro suelo, mediante el aporte de nutrientes como base para una buena fertilización, evitando a toda costa el uso de abonos químicos a la vez que, intentamos, reducir los costes de nuestra plantación.

Es por todo esto, lo que me ha hecho pensar en comenzar a fabricar mi propio abono natural a partir de los desechos orgánicos que en cualquier casa se generan y aprovechar todos los recursos de los que dispongo.

Sería muy sencillo buscar a algún vecino que nos regale el estiércol de la gallina, cabra o caballo (en muchos casos lo complicado es que te lo ofrezcan por nada) o acercarnos a comprar abono en algún vivero, adquirirlo en centros de venta de estiércoles o aplicar químicos.

Es fácil caer en el error de pensar, que los desechos que vamos extrayendo de nuestros huertos como ramas secas, restos de poda, material vegetal, etc. es mejor quemarlas creyendo que se van a incorporar rápidamente al suelo y no tener en cuenta que las cenizas van acidificar el mismo, en lugar de agruparlas para crear nuestro propio compost. Ocurre lo mismo con los restos de comida que arrojamos en muchas ocasiones a la basura.

Para comenzar con nuestra actividad, voy a exponer algunos consejillos de como crear nuestro propio compost orgánico. Esta es una tarea bastante sencilla y basta con acumular todo los restos en una zona del huerto que no vayamos a usar durante bastante tiempo.

En el mercado existe una amplia gama de composteras ya prefabricadas, pero esto implica desembolsar un dinero que, en mi caso, intento evitar. Para ello me he puesto manos a la obra y he construido 3 cajones de madera. Además del ahorro económico que vamos obtener, hay que sumarle lo gratificante de hacer tu mismo estos "trabajillos manuales.

Estos cajones están abiertos por la parte superior, lugar donde vamos a ir introduciendo los restos orgánicos, y por la parte inferior para que estén en contacto con el suelo. De esta forma conseguimos que tanto lombrices como otros insectos de tierra puedan acceder al cerramiento.

La función de los 3 cajones es bien distinta. Si tenemos problemas de sitio podemos hacer uno o dos sin que tengamos mayores complicaciones. En mí caso he optado por tres.

Compostera 1
Este cajón esta formado por dos paredes laterales de madera y una de bloque de hormigón aprovechando el cerramiento de mi parcela, en el caso que no tuviera este cerramiento debería tener las 3 paredes de madera. Este cajón se usa principalmente para echar todo el residuo recién cortado. Por un lado obtengo una mayor flexibilidad, puesto que, si recojo mucha cantidad de restos puedo ampliar el cajón o reducirlo, en caso contrario.

Por otro lado me facilita el llenado puesto que no tengo que hacer mucho esfuerzo para introducir el material, al igual que para voltear los restos. Este producto se mantiene durante el tiempo que tarda en perder la humedad, hasta que comienza a secarse ( mes- mes y medio). Una vez que el material pierde gran parte de volumen, lo traslado a una segunda compostera, dejando la primera libre para los restos siguientes.

Compostera 2
En el segundo cajón, cerrado en este caso por las 4 caras, es donde acumulo los restos. Aquí pasarán más tiempo para que los microorganismos actúen. Una de las tareas que hay que realizar es, aportar agua y remover los restos para que se vaya mezclando bien la capa superior con la inferior. Durante esta etapa, la temperatura del material se incrementa debido al proceso de fermentado que sufre.

Transcurrido entre siete u ocho meses, el material presenta un aspecto parecido al mantillo, momento a partir del cual, vuelvo a cambiarlo de cajón, paso del  segundo al tercero, lugar donde va a finalizar el proceso de descomposición.  

El colocar una malla metálica encima de la compostera es como medida de protección, para evitar que el perro se suba y excave dentro. Durante el tiempo que va a permanecer el residuo en la compostera 3 se le aplica un riego y volteo para ir remezclando bien las capas y lograr una descomposición más homogénea. Transcurridos de 2 a 3 meses, tendremos de un abono natural en perfectas condiciones y apto para aplicar en el huerto.

Compostera 3
Podemos introducir tanto en la segunda como en la tercera compostera unas gavillas hincadas en el suelo como aporte de hierro a los residuos, a medida que estas se oxidan. Esto es un pequeño truquillo que podéis hacer.

En resumen, es fácil crear tu propio abono orgánico, es barato y con excelentes resultados.

Como he comentado anteriormente, el número de cajones no va a influir en el resultado final, aunque si facilita las tareas de volteo al igual que mantener una reserva continua de abono natural, ya que a medida que se va aplicando un abono elaborado, estamos preparando el siguiente, al igual que evitamos tener que separar los restos poco descompuestos de los más avanzados. 


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